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domingo, 27 de marzo de 2011

SECUESTRO DEL BUQUE CARGUERO DE LA MARINA MERCANTE “ANZOÀTEGUI”


Corría el año 1.963. El país se desangraba en plena guerra revolucionaria. Después de las derrotas de las asonadas cívico-militares de Pto. Cabello y Carúpano,  ocurridos en 1.962, el Gobierno de Rómulo Betancourt acentúa la repreción brutal a la que ha sometido al pueblo y a los movimientos revolucionarios. Ya se han organizado los Luchadores por la Paz y han conformados comandos de resistencia y frentes de combate para enfrentarse al imperialismo yanqui y al gobierno lacayo de Acción Democrática y colaboradores. Han nacido las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional y se ha conformado los Frentes Guerrilleros y las Unidades Tácticas de Combate. El ejército popular cobra fuerza y se planifican acciones de combate y de propaganda.

El 12 de febrero de 1.963, un comando de Los Luchadores por la Paz, perteneciente a las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (F.A.L.N.), secuestra al buque carguero de la marina mercante “ANZOÁTEGUI”, gracias a la complicidad del segundo oficial del puente, el suboficial Wismar Medina Rojas de 28 años de edad. El comando está integrado por 8 comandos entre los cuales destacan Rómulo Niño, quien lo comanda, Paul del Rio (Máximo Canales), Wismar Medina Rojas, Federico Fernández Ackermann, El Tte. Héctor Fleming Mendoza y otros.

El lucro no era meta principal del secuestro. El secuestro era la herramienta de denuncia o propaganda política, que utilizaban los Luchadores por la Paz como acciones de denuncia al sistema de gobierno imperante. En la cronología del secuestro en Venezuela, los primeros casos que se registran lo constituyen las acciones de plagio realizadas sobre naves aéreas y barcos. Dado que el secuestro era mostrado como la caja de resonancia de una lucha por la búsqueda de una igualdad social, resultaban ilógicas y contraproducentes las acciones de plagio que involucrasen a simples civiles. El objetivo era político o militar y la meta, el alcanzar presencia y un alto nivel de recordación en la opinión pública.

-En este caso, el secuestro del Buque Anzoátegui se buscaba emular el secuestro del Buque “Santa María”, realizado en 1.961por el grupo Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación (DRIL) para llamar la atención y protestar contra las dictaduras de Francisco Franco en España y Oliveira Salazar en Portugal. Estel secuestro duró 13 días, hasta que el presidente del Brasil, Janio Cuadros, les concedió asilo político, llegando la nave al puerto de Recife. La acción tuvo un buen impacto mediático, pues hasta la revista TIME lo reseñó. En Venezuela, el grupo contó con el apoyo periodístico de José Sesto, padre del actual ministro del estado para la cultura. Entre los secuestradores estaba el joven Federico Fernández Ackermann, hoy en día dedicado a la fotografía-

En el caso del secuertro del cargero “ANZOATEGUI”, El comando de las FALN permanece escondido durante 9 horas en un pequeño camarote con la incertidumbre que la cooperación interna no fuera una trampa tendida por la Guardia Nacional.
Llegado el momento los integrantes del grupo revolucionario irrumpieron al cuarto de máquinas Wismar y Federico y el resto al puesto de mando y los camarotes de la oficialidad. No hubo resistencia por parte de la tripulación. Tomado el mando, dirigen rumbo a Brasil.
El gobierno de Rómulo Betancourt moviliza a la marina. Siete días dura el secuestro. Tres días estuvieron navegando en silencio. Al cuarto día aparece el destructor USS WILLIAM M. WOOD DD-715 de la marina de guerra norteamericana quien, a través de señales de Morse, y después por radio, exige detener la nave  en señal de rendición. Como se niegan comienzan a disparar torpedos. Desde El Anzoátegui disparan, en respuesta, ráfagas de metralletas.  Se une a la persecución el portaviones USS INTREPID CV-11 también de la marina de guerra yanky.
Empezaron a acercarse a costas brasileñas y a cierta distancia del Amazonas penetraron un ramal del Rio Padre,  entrando al puerto de Belem do Pará. Allí fueron detenidos por las autoridades brasileñas, quienes los trasladaron hasta el hospital militar de Nova Friburgo.

El presidente Joao Goulart decidió concederles asilo político, dando así al traste con el reclamo venezolano de una acción de piratería.

Esta acción revolucionaria tuvo el éxito político deseado ya que la cobertura de los medios de comunicación  internacionales difundieron dicho acontecimiento como un acto de lucha del pueblo venezolano que permitió enviar un mensaje revolucionario a los pueblos del mundo

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