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miércoles, 30 de marzo de 2011

PAUL DEL RIO   CTE. MAXIMO CANALES (FALN)
LEGENDARIO COMBATIENTE DE LOS AÑOS 60

Todos adolescentes, no eran asesinos ni terroristas, eran los guerrilleros de los años 60. No reclaman por sus muertos en combate, pero sí por los torturados, desaparecidos y por los asesinados, cuyos victimarios disfrutan hoy posiciones de privilegio

Guerrilleros venezolanos que combatieron a partir de 1960, yacen en el campo de batalla, montaña adentro, sepultados con honores por sus compañeros y otros en cementerios de sus pueblos de origen, mientras los sobrevivientes se han reagrupado para actuar hoy con visión de futuro para el país. Dejaron la familia para asumir la lucha por las libertades, derechos, igualdad y justicia social.
Paúl del Río o Máximo Canales
-Históricamente, nuestra lucha comienza con la supuesta democracia de Rómulo Betancourt, cuando el Gobierno Nacional se planteó terminar de entregar las riquezas del país a Estados Unidos.

Respuesta inmediata fue la represión apoyada en expresión presidencial: “disparen primero y averigüen después”, el Partido Comunista y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, en el año 1961decretan la insurrección armada y comienzan a organizar los grupos guerrilleros en Barquisimeto, Valencia y Caracas. A comienzos de 1962 existían unos seis o siete destacamentos guerrilleros urbanos en Caracas. El PCV tenía cuatro urbanos y el MIR tenía tres. Yo fundé el destacamento “Alberto Rudas Mezones”.

Nunca nos hemos rendido
A Paúl del Río no le gusta hablar hoy de aquellas acciones muy puntuales que comandó como “Máximo Canales”.

“Pero podemos mencionar la toma de la Misión Militar Norteamericana y el secuestro de dos coroneles, uno de ellos Mike Smolen, para impedir el fusilamiento de Nguyen Van Troy, acusado de atentar contra Robert McNamara en Vietnam. Fueron operaciones militares muy exitosas aunque políticamente no tanto, pues en aquella oportunidad el PCV ordenó la liberación del coronel norteamericano por temor a la feroz represión. Una vez liberado fusilaron a Van Troy en Saigón.

En el caso del MIR, se nos ordenó la captura del buque Anzoátegui, operación que se realizó con éxito. Ya por el PCV los ‘Aguiluchos’ se habían llevado un avión comercial, desde el cual lanzaron propaganda política contra el gobierno sobre Caracas y se fueron a Trinidad, cuyo gobierno los devolvió. Luego el MIR hizo una operación similar y fueron a Barbados. Algunos de sus protagonistas viven.

El objetivo era hacer conocer la lucha, pero la prensa nacional e internacional la silenciaban.
Posteriormente secuestramos al futbolista Alfredo Di Stéfano durante 72 horas. En esas operaciones no hubo muertos, heridos, ni disparos.

Somos un punto de referencia histórica único en América Latina, jamás utilizamos el terrorismo, no causamos víctimas civiles, eran operaciones con una alta carga de idealismo, moral, ética y humanismo pero la respuesta de las fuerzas militares y policiales no era la misma. Éramos torturados, desaparecidos, asesinados, el enemigo tenían todo el poder del Estado y el apoyo de Estados Unidos, nuestra logística era demasiado precaria.

Nunca nos hemos rendido, seguimos con nuestros ideales y nuestra causa.
Jamás hemos reclamado por un compañero caído en combate, pero sí por los compañeros torturados, los desaparecidos, los asesinados estando prisioneros.

Muchos venezolanos murieron en combate en República Dominicana contra la dictadura de Trujillo. Otros en Nicaragua, El Salvador, Argentina, Chile. Hay grandes ejemplos de los nuestros en el exterior, como es el caso de Carlos Illich, a quien algún día vamos a rescatar del Gobierno francés, pues para nosotros es un héroe.

Estamos en capacidad de participar en una guerra de resistencia durante cien años ante cualquier agresión, porque la lucha apenas comienza con el triunfo de la revolución bolivariana que encabeza el comandante Chávez.

Dicen que la historia la escribe el vencedor y nosotros vamos a hacer un esfuerzo porque se cuente la historia verdadera, porque las luchas revolucionarias venezolanas no terminan con la bala que mata a Zamora y vuelven a comenzar el día 27 de febrero de 1989 ni el 04 de febrero de 1992. Comenzaron casi medio siglo atrás.

No desdeñamos las luchas anteriores a nosotros, las respetamos, pero tenían otro sentido ideológico y político, eran para rescatar la democracia, pero la generación de nosotros se plantea la toma del poder por la liberación nacional y el socialismo.

La lucha antiimperialista y la búsqueda del socialismo no comenzó el 4 de febrero de 1992, sino en 1960.

–¿Y ahora?
–Tampoco tenemos ningún reconocimiento oficial.
–¿Ni seguridad social?
–Nuestra fundación se plantea que algún día se le otorgue una pensión honorífica a los combatientes y a sus familiares directos.
–¿Será que los torturadores de antes están ahora en el Gobierno?
–No me atrevería a hacer esa aseveración así tan contundente, pero en algunos casos sí. Esos archivos se abrieron durante un tiempo pero los cerraron misteriosamente.
–¿Las podrías decir?
–Precisamente por lo que tú estas diciendo, porque muchos de aquellos jefes militares asesinos que lanzaron desde helicópteros y aviones a nuestros compañeros, están todavía en el Gobierno, o bien están sus hijos o sus sobrinos, o sus amigos. Aquí no se ha logrado como en otros países, que se castigue a a esos policías torturadores y asesinos.
–¿Quiénes están aún en el Gobierno?
–Te menciono un caso emblemático. Henry López Sisco. Se fue a Costa Rica.
–¿Cuando cesó realmente la persecución a ustedes?
–No ha cesado, todavía hay compañeros que andan con cédula falsa, que están en pantalla y no pueden salir del país, compañeros cuya situación jurídica no es legal.
–¿Algunos se escondieron?
–Nunca nos escondimos, porque eso es cobardía. Aquí los únicos encapuchados son los traidores.
–¿Persisten en exigir justicia?
–Sí. Al Estado, a la revolución bolivariana, al presidente Chávez le exigimos justicia para los compañeros torturados, desaparecidos, asesinados.
–¿Ha hecho algo el Ministerio Público?
–Sí, algunas cosas, muy pequeñas, las pocas cosas que se han logrado han sido por la insistencia perseverante de los familiares de los desaparecidos, pero no porque el Ministerio Público se haya planteado la tarea como tal.
–¿Refleja este proceso de transformaciones el sueño de quienes cayeron en la lucha armada y de quienes sobrevivieron?
–Sí lo refleja y nos sentimos total y absolutamente identificados. Somos críticos. No aduladores. Tenemos algunas diferencias. Pero no de principios.
–¿Por qué se mantienen como apartados de esta lucha social de ahora, si ustedes anteriormente lo dieron todo sin esperar algo a cambio de su sacrificio en la lucha armada?, ¿por qué el Gobierno no ha reconocido su aporte revolucionario?
–Eso precisamente es lo que nosotros nos estamos planteando y preguntándole al Estado venezolano.
–¿Será que hay oposición en algún sector militar?
–Esas son las dudas que tenemos, si puede haber oposición en algún sector militar o en algún sector político que no comparte.
–Tendrían que pelear.
–Pelear con armas.
–¿Y sufrir torturas?
–Sufrir todo lo que sufrimos nosotros. Y perder todo lo que perdimos.
–¿Fue mucha la gente que murió?
–Sí. No tenemos la cifra exacta. Pero fueron miles y miles de compañeros y compañeras que cayeron en el campo de batalla.
–¿Pudieron sepultar a sus muertos?
–En algunos casos sí, algunos en la montaña y luego, años más tarde, los trasladamos a cementerios, y aquellos compañeros que fueron asesinados por el enemigo en algunos casos los recuperaron los familiares y compañeros.
–¿Existe la figura del guerrillero desconocido?
-Nuestro conflicto fue de baja intensidad, no una gran guerra como la que libran los compañeros colombianos, a quienes queremos muchísimo, son nuestros hermanos, mucho les debemos, y quizás ellos a nosotros porque muchos venezolanos han muerto allá al lado de ellos. Aquí mataron, descuartizaron a cientos de campesinos, violaron a las mujeres y las desaparecieron.
–¿A la pacificación Caldera, 1969, le siguió una masacre de guerrilleros a cargo de opuestos a tal medida de estado?
–No fue ni tan pacificación ni tan masacre. En esa supuesta pacificación, el gobierno de Caldera abrió las puertas a quienes quisieran acogerse a ella. Muchos compañeros aceptaron.
–¿Cómo es eso de los derrotados de los 60 que dice Nicolás Maduro?
–Como el no participó en eso, no lo conoce y a lo mejor no le tiene cariño, pues el no vivió esa etapa. En todo caso no es nuestro enemigo.
–¿Guarda rencor?
–Muchísimo. Guardo un profundo odio a nuestros asesinos. No hay perdón posible.
–¿Y a los que se pasaron al enemigo?
–A esos, a esos les guardo un particular odio y un particular desprecio.
–¿Hubo derrota militarmente?
–Hubo una derrota militar evidente y una derrota política evidente. No supimos coordinar el contacto para entrar en conexión con el pueblo. Era distinto el campo a la ciudad. En las ciudades nos entendían, pero los campesinos no, cuando les hablamos de Marx y Lenin.
–¿Entonces el PCV tuvo razón cuando intentó rectificar?
–Unos lo harían por convicción, pero otros lo hicieron por sinvergüenzas y por cobardes. Y los que tuvieron responsabilidades militares que nos azuzaron y nos llevaron a la guerra, a esos que no consultaron con nosotros sino que negociaron directamente de dirección a gobierno, no podemos perdonarlos.
–¿Como fue esa retirada?
–Fue escalonada. Hubo divisiones, contradicciones, fraccionamientos. Cuando el MIR se plantea la paz y entrega yo me quedo sin partido y sigo alzado.
–¿Seguiste tu propia guerra?
–Me quedé “free lance”. Siempre alzado, clandestino. Jamás me entregué. Muchos de nosotros no aceptamos la derrota y nos fuimos a otros países.
Tomado de SEMANA CON COMPROMISO. Junio 2008

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