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lunes, 16 de enero de 2012


Martin Luther King y Rosa Luxemburgo: El sueño que no cesa

Por Raúl Antonio Capote
Un 15 de enero nació el pastor  Martin Luther King, defensor de los derechos civiles  en Estados Unidos, y en esta misma fecha muere asesinada la luchadora comunista alemana Rosa Luxemburgo.
Cada 15 de enero se cumple el aniversario de los asesinatos de Rosa Luxemburgo y de Karl Liebknecht, los dirigentes históricos del ala izquierda de la socialdemocracia alemana. El 15 de enero de 1919, el culatazo del fusil de un soldado del viejo ejército del Káiser ponía fin a la apasionada y apasionante existencia de una de las figuras más destacadas del movimiento socialista europeo: Rosa Luxemburgo.
La noche del 15 de enero de 1919 en Berlín, fue detenida Rosa . Uno de los soldados que la rodeaban, le obligó a seguir a empujones. Ella alzó su frente ante la multitud y miró a los soldados y a los huéspedes del hotel que se mofaban de ella con sus ojos negros y orgullosos. Aquellos hombres  se sintieron ofendidos por la mirada desdeñosa y casi compasiva de Rosa Luxemburgo, “la rosa roja”.
  Ellos odiaban todo lo que esta mujer había representado en Alemania durante dos décadas: la firme creencia en la idea del socialismo, la democracia, el feminismo, el antimilitarismo, la oposición a la guerra, que ellos habían perdido en noviembre de 1918. En los días previos los soldados habían aplastado el levantamiento de trabajadores en Berlín. Ahora ellos eran los amos. Y Rosa les había desafiado en su último artículo:
«¡El orden reina en Berlín! ¡Ah! ¡Estúpidos e insensatos verdugos! No os dais cuenta de que vuestro orden está levantado sobre arena. La revolución se erguirá mañana con su victoria y el terror asomará en vuestros rostros al oírle anunciar con todas sus trompetas: ¡Yo fui, yo soy, yo seré!».
La empujaron y golpearon. Rosa se levantó. Para entonces casi habían alcanzado la puerta trasera del hotel. Fuera esperaba un coche lleno de soldados, quienes, según le habían comunicado, la conducirían a la prisión. Pero uno de los soldados se fue hacia ella levantando su arma y le golpeó en la cabeza con la culata. Ella cayó al suelo. El soldado le propinó un segundo golpe en la sien.
La noche del 15 de enero de 1919 los hombres del cuerpo de asalto asesinaron a Rosa Luxemburgo. Arrojaron su cadáver desde un puente al canal. Al día siguiente todo Berlín sabía ya que la mujer que en los últimos veinte años había desafiado a todos los poderosos y que había cautivado a los asistentes de innumerables asambleas, estaba muerta. Mientras se buscaba su cadáver, un Bertold Brecht de 21 años escribía:
La Rosa roja ahora también ha desaparecido.
Dónde se encuentra es desconocido.
Porque ella a los pobres la verdad ha dicho
Los ricos del mundo la han extinguido.
Martin Luther King Jr., Premio Nobel de Paz, es uno de los principales líderes del movimiento mundial para la defensa de los derechos fundamentales y símbolo histórico de la resistencia no violenta ante la discriminación racial. El discurso más recordado de King fue “Yo tengo un sueño”, aclamado mundialmente como una pieza maestra de retórica y el discurso de los discursos, uno de los mensajes políticos que más impacto ha tenido en la conciencia de la humanidad moderna.
La vida de este inmortal líder negro norteamericano fue un ejemplo para los seres humanos de todos los tiempos y regiones del mundo, y cobra vigencia en la lucha por alcanzar un mundo mejor, aspiración que ha proseguido hoy y que se ha expresado en el llamado movimiento de los ‘indignados’ en distintas partes del orbe.
La lucha de Martin Luther King tuvo un final aciago: el 4 de abril de 1968 fue asesinado en Memphis. Este es un día dedicado a promover la igualdad de derechos de todos los seres humanos independientemente de su origen, pero en especial es el reconocimiento a un líder que luchó activamente para terminar con la segregación racial y que combatió, de forma pacífica, por la igualdad de derechos para todas las razas en Estados Unidos y en el mundo.
“¡No le temo a ningún hombre!”, fueron las palabras de su último discurso en el que anunció a sus hermanos de raza que algún día verían “la tierra prometida”, es decir, la igualdad de derechos. Sus sueños de libertad aún permacen sin realizar, pero el sueño no cesa y un día se hará realidad en los EEUU y en todo el mundo.

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